Viajes

13:13Beatriz Vilas Garro

Me encuentro en el Aeropuerto de Barcelona una vez más volviendo a mi isla de la calma después de un fin de semana realizando un grupo de Coaching en San Sebastian y como siempre, entre vuelo y vuelo, observo a las personas como van y vienen con sus maletas, sus bolsos de mano y sus mochilas.
Me encanta pasarme horas observando, mirando la vida pasar mientras yo tranquilamente simulo saber lo que pasa por cada cabecita que veo.
Preciosas mujeres vestidas de ejecutivas, con maravillosos zapatos de 10 cm de altura que nos hace parecer princesas descendiendo del avión, corpulentos hombres con sus espectaculares trajes de chaqueta que les dan un toque de elegancia y dulzura, turistas con pamelas del caribe y teñidas de un rojo cangrejo para poder demostrar en su pueblo que fueron al caribe a veranear.
Parejas de amantes despidiéndose en entre llantos y otras abrazándose y besándose de alegría por recuentros esperados.
Magia de vida, historias de alegrías y algunas de tristezas, pero en definitiva mucha vida entre las frías estancias de cristal en la que los dioses, una vez más, me regalan un atardecer delicioso.
Un joven hombre, enfrente leyendo un libro, juego a adivinar, su destino, su estado, sus pensamientos, otro repasando la prensa y son las 22,00h….
La señora de la limpieza repasa el brillante suelo grisáceo con la mopa y comienzan los bostezos, el cansancio y el agotamiento.
Mañana será otro día.

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